Thursday, August 05, 2010

Comportamiento humano en el reino animal

Mi perro tiene mamitis aguditis. Cada vez me convenzo más que se parece a los alumnos del jardín de niños con demasiado apego a su madre.

Cuando estoy yo, se niega a socializar; se huelen, se conocen y después de eso, busca un lugar cerca de mamá donde no lo vayan a molestar los demás y se echa a descanzar. Fin de encuentro, no muestra ni el más mínimo interés en los demás perros.

Ahora, si lo dejo afuera con ellos, comienzan a jugar, a correr, se persiguen y todo bien, se vé feliz mi niño. En el momento en el que se percata qué mamá lo esa mirando, se le olvida por completo que estaban jugando. Corre a la venta para ver si mamá le hace caso, o a la puerta para ver si mamá va salir. Es algo increíble. Después de eso es imposible que regrese al juego con los demás perros, es como si recordara que hay algo que quiere hacer mucho más que jugar.

Hay veces en la mañana cuando llegan los niños, no se quieren quedar, quieren irse con mamá. Lloran, hacen berrinche y finalmente, los dejan las madres muy avergonsadas en el jardín. Ahí suelen divertirse bastante jugando entre ellos, pero en cuanto llega mamá, se les olvida por completo que tienen compañeros o que estaban a medio partido de futbol. Salen lo más rápido que pueden hacia la camioneta de mamá. Es como si mamá no existiera en el tiempo previo, pero en cuanto ella irrumpe en su mundo, ellos se percatan que en realidad sólo hay una cosa que importa.

En contraste, están los niños que no se quieren ir a casa, que le piden a mamá tiempo para terminar el partido, o que regrese por ellos más tarde. Niños que suelen ser mucho más independientes y hasta mejor adaptados a su entorno. Contrastes. Cada cabeza es un mundo, y parece que las nuestras no difieren tanto de las de un perro.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home